Turistas y locales caminan por Montevideo, Uruguay, donde las típicas estatuas vivientes se mueven lentamente. Algunos les dejan unas monedas, otros siguen su camino.
De pronto, la escena se enrarece.
La estatua de la madre habla por celular mientras el hijo quiere decirle algo. Ella reacciona violentamente, le grita, y sigue hablando por teléfono. La hija le muestra a su padre las calificaciones de la escuela, y él se irrita. La violencia va in crescendo hasta que pasa de los gritos a los golpes. Y sin decir una palabra.
Esta campaña de UNICEF Uruguay contra la violencia infantil, #FinAlMaltrato, usó el recurso de las estatuas mudas para dar voz a uno de los delitos más silenciosos y frecuentes. El resultado es inquietante, y moviliza.