Apenas 30 dólares anuales es el promedio de donaciones de un argentino, es decir el 0,25% del PBI. Ocho veces menos que en Estados Unidos, donde lo que se dona es el 2% del PBI.
Un artículo publicado en La Nación abre el juego ¿Será que los «argentos» son menos generosos? ¿O que la ley no acompaña? El estado argentino no otorga beneficios impositivos considerables a los donantes. El nuevo Código Civil autoriza a donar en vida hasta un 33% del patrimonio a quienes tienen padres, cónyuges o hijos. De no tenerlos, puede donar hasta el 50%.
Sólo se puede deducir impuestos si se dona a entidades relacionadas con salud, investigación científica y tecnológica, investigación de cuestiones políticas, económicas y sociales y educación… reconocidos por los ministerios de las respectivas jurisdicciones.
En la Argentina, 9 de cada 10 organizaciones funcionan informalmente, y de las que están registradas, sólo el 31% está exenta del pago del impuesto a las ganancias. Y apenas el 3% de estas entidades está en los rubros permitidos.
Es difícil donar en esas condiciones. Hay mucho por hacer en este campo.