La Conferencia Anual de la AFP (American Fundraising Professionals) se realiza anualmente desde hace ya más de 50 años. A pesar de ser un Congreso Internacional, trata mayormente sobre la perspectiva norteamericana de la filantropía. Es un congreso al que asisten unas 4000 personas, de las cuales aproximadamente el 90% son de los Estados Unidos. Considerando la realidad de ese país, vale la pena saber que, según el Reporte Giving USA 2014, documento anual sobre los datos de filantropía en dicho país, el 72% de las donaciones realizadas allí son provenientes de individuos. Esto representa unos 241 billones de dólares al año, donados por familias, en general de clase media, dado que las familias más ricas suelen tener sus propias fundaciones, de modo que no son parte de este análisis. Esa cifra supera en aproximadamente 100 veces lo que las personas donan en Brasil.
En general, tenemos la costumbre de atribur esa diferencia abismal entre la filantropía de los norteamericanos y de los latinoamericanos a una falta de cultura de donación en nuestra región. Este factor ciertamente es relevante. Sin embargo, lo que hace de los norteamericanos mejores donantes es, sin dudas, la capacidad de las ONG de ese país de entender las actividades de captación de recursos como una profesión, que requiere conocimiento, buenos profesionales y una industria de proveedores de servicios. En otras palabras, es la cultura de la solicitación la que construyó la cultura de la donación, como venimos hablando.
Uno de los puntos a destacar de este Congreso es, por lo tanto, la importancia que los norteamericanos dan a la captación de recursos, tomando además a los individuos como el público más relevante. Esto tiene mucho sentido cuando pensamos que las Organizaciones de la Sociedad Civil deben ser financiadas por la misma sociedad civil, es decir, personas y familias. Cuando tenemos una mayoría de organizaciones financiadas por el gobierno o por empresas, resulta bastante evidente que los intereses que serán privilegiados serán los de los gobiernos y las empresas, y no precisamente los de las personas, que son quienes integran la sociedad civil propiamente dicha.
Otro punto a destacar es la cantidad de estudios e investigaciones que se realizan para dar soporte a la toma de decisión de los captadores de fondos de los Estados Unidos. Estudios de comportamiento que demuestran, por ejemplo, que los individuos reaccionan el doble a estímulos emocionales (buenas y emocionantes historias) que a estímulos racionales (datos y estadísticas) cuando son invitados a colaborar con una causa. Pude oir también numerosas referencias a recientes descubrimientos de la neurociencia para entender cómo funciona nuestro cerebro, para saber qué estímulos debemos considerar en el proceso de donación.
Uno de los puntos recurrentes en varias de las charlas a las que tuve oportunidad de asistir fue la importancia de la inversión en el relacionamiento con los donantes, o fidelización, como la llamamos nosotros. La alta proporción de conferencias y charlas sobre estos temas, en detrimento de aquellas que enseñan a captar nuevos colaboradores, me dejó muy clara la importancia que tiene la fidelización en este mercado.
Llamó también mucho mi atención el espacio brindado a la formación de consejeros (board members) de las organizaciones para la captación de recursos. Contrariamente a lo que imaginamos, allí los consejeros tampoco son naturalmente propensos a involucrarse en tareas de recaudación. Ellos necesitan ser estimulados, entrenados, desafiados… En fin, exige mucho trabajo lograr un Consejo involucrado en la captación de recursos.
El tema de la tecnología aparece a lo largo del congreso en diversos aspectos, pero pude notar que se le dio poca importancia al online fundraising y al crowdfunding, por ejemplo. Por otro lado, varias conferencias trataban acerca de cómo usar la información obtenida en las redes sociales para generar conocimiento para la organización, o cómo crear su propio «BIG DATA». Participé de algunas presentaciones bien interesantes de una empresa llamada Relationship Science, que trataban justamente sobre este tema. La conclusión más relevante de esas presentaciones es que del mar de información al que tenemos acceso hoy en día, lo más importante es saber cuáles son las preguntas que queremos responder. Estas preguntas deben ser la base de cualquier trabajo que haga la organización para generar conocimiento.
La participación en la Conferencia de la AFP fue una experiencia increíble para mí, no sólo en términos de contenido, sino sobre todo para entender una realidad tan diferente a la latinoamericana en términos de filantropía.
Recomiendo que seamos cada vez más los latinos que frecuentemos eventos de esta naturaleza, para transformarnos y desarrollar nuestra capacidad de generar cambios en nuestra organizaciones, e implementar un trabajo profesionalizado en la captación de recursos de nuestras organizaciones.
Y tú, ¿puedes compartir tu experiencia en algún congreso o capacitación, que te haya impactado?
Gracias por compartir las experiencias del congreso en Estados Unidos y los nuevos puntos de vista.
Nosotros Aq
Yo en Lima Perú hemos iniciado una experiencia también de Recaudación le llamamos Amigos de Don Bosco a través de las tarjetas bancarias.
Poco a poco vamos avanzando, aunque es verdad el que no tenemos una Cultura de Donación .gracias
¡Mucha suerte, Raúl! La cultura de la donación se va creando de a poco, y parece que van por el buen camino. Gracias por tus comentarios.
Excelente la nota! Muchísimas gracias Rodrigo! Esa es la actitud que construye.
¡Gracias por tus comentarios, Juan Cruz!
Hola Rodrigo, que gusto leerte ya que hace tiempo no nos vemos. Interesante tu experiencia en USA, yo he participado dos veces en el congreso de AFP en México y en el IFC de Holanda en donde también encuentra uno experiencias interesantes. Muchas de ellas muy aplicables en nuestro contexto. Iván Parra